Este verano, una veintena de profesores de secundaria de la ciudad de Cañada de Gómez, en Argentina, llevaron a cabo la curiosa hazaña de observar el cielo del hemisferio Norte sin moverse de su localidad. Y, lo más importante, aprendieron a preparar observaciones astronómicas que podrán realizar con sus alumnos. Todo ello gracias a los telescopios robóticos instalados en Madrid dentro del proyecto educativo CESAR, de la ESA, el INTA e ISDEFE.
CESAR, acrónimo en inglés de Cooperación a través de la Educación en Ciencia y Astronomía Espacial, es una iniciativa por la que las tres instituciones implicadas destinan a fines pedagógicos cinco telescopios robóticos -telescopios que pueden ser operados de forma remota-.
El Centro Europeo de Astronomía y Ciencia Espacial (ESAC), en Villanueva de la Cañada (Madrid), alberga los dos telescopios solares y el radiotelescopio, de 15 metros de diámetro, de CESAR. Los otros dos telescopios CESAR son ópticos -detectan luz visible-, tienen 30 cm y 50 cm de diámetro y están, respectivamente, en la estación de la NASA en Robledo de Chavela (Madrid); y en la estación de espacio profundo de la ESA en Cebreros (Ávila).
Participantes del curso de CESAR impartido en Argentina.
El telescopio óptico de Robledo de Chavela fue el que emplearon los profesores en Argentina. CESAR, cuyo acuerdo fundacional entre las instituciones implicadas se firmó el pasado enero, aún no ha empezado a operar oficialmente, así que la observación transoceánica ha servido de “valiosa experiencia”, señala el promotor de la idea Carlos Gabriel, miembro del equipo del telescopio espacial de rayos X de la ESA, XMM-Newton.
Gabriel, argentino, ya tenía experiencia como formador de profesores de secundaria en su ciudad natal. En esta ocasión, explica, se buscaba “una primera toma de contacto con el mundo de la astronomía robótica por parte de los participantes”, que en un futuro podrán utilizar la observación del cielo para mostrar a sus alumnos la belleza de la astronomía y de la ciencia en general.
Dos lecciones preparatorias se impartieron por videoconferencia conjunta desde ESAC y la ciudad argentina Mendoza a Cañada de Gómez; las clases de práctica directa se celebraron después, con la colaboración de autoridades locales –que aparte de aportar las instalaciones también contribuyeron a financiar la visita de una astrónoma mendocina especialista en didáctica de ciencias, que dirigió el curso junto con Gabriel-.
“Fue un éxito”, dice este científico de la ESA. “Las clases por videoconferencia fueron de alta calidad, la conexión por internet permitió operar desde Argentina el telescopio en Robledo de Chavela, los participantes pudieron preparar las observaciones y manejar los datos... Contra todo pronóstico, incluso el buen tiempo en Madrid aportó lo suyo”.
Todos los participantes expresaron su deseo de implicar a sus alumnos en el proyecto, una vez que CESAR esté del todo operacional.
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