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El primer intento no fallido de poner un satélite artificial en órbita alrededor de la Tierra fue Sputnik 1, lanzado en 1957 por la Unión Soviética. Hoy en día, unos 3 500 satélites artificiales se encuentran en pleno funcionamiento alrededor de la Tierra.
Los satélites artificiales nos permiten mantener comunicaciones entre diferentes puntos del planeta, estudiar las condiciones meteorológicas de una región, así como observar otros planetas del Sistema Solar, el Sol y otras estrellas de nuestra galaxia y otras galaxias. Han sido un instrumento clave para el desarrollo del sector Espacio.
Para poder recibir información de un satélite, en primer lugar, se debe hacer un seguimiento de su trayectoria. Una vez que se encuentra en una región visible para la antena recibidora, una señal puede recibirse. Esta señal es entonces decodificada para visualizar la información.
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